Lean con atención
Paola Dragnic periodista corresponsal de Telesur
Particularmente hoy, Santiago amaneció con un no se qué de normalidad, repentino y mágico. ¿Lo ha sentido?
Es concertado, planificado y coordinado. Pero no es real. Han convertido la indignación peligrosa, descabezada y manifiesta de miles de chilenos, en un producto de marketing que debe capitalizarse como salida a lo que puede ser un cao8s total, una desobediencia civil desbordada que podría no culminar hasta la renuncia del Presidente.
Se trata de generar una "sensación país" de que ese despertar ha sido escuchado y que por tanto, ahora puede estar normal. Pero esa sensación, es sólo eso. Una estrategia de control social, que se articuló como salida positiva a una crisis profunda en curso, y que está tratándose con herramientas de comunicación estratégica.
Esa sensación, sólo existirá en su mente, si Usted es envuelto por este gas disuasivo de los medios de comunicación, y se hará real en el país, cuando exista en muchas mentes. Para esto, deben lograr instalar esa matriz de opinión a través de elementos discursivos y de marketing que lo saturen.
Se busca reemplazar la idea de que "Chile despertó y por eso está indignado", por la idea de que hoy todo está tranquilo, porque ese despertar ha sido escuchado.
Esta idea se instala en el llamado "top of mind awareness" (algo así como lo primero en lo que piensa su mente para entonces razonar y decidir qué pensar) reemplazando la indignación del despertar, por la satisfacción del que es escuchado. ¿Se podrá sustituir en el "top of mind" la idea de "Chile Despertó" hoy tan presente en todas las clases sociales, por el de "Chile ha sido Escuchado"? Si. Se puede. Y se sabe cómo hacerlo.
La reunión del Gobierno con los medios de comunicación, no fue para dar órdenes, ni para decir qué cubrir abiertamente. Sino probablemente, para comprender que todos deben unirse, en esta cruzada por normalizar el país.
Fíjese, de pronto, los periodistas descubrieron que las ferias hoy si están funcionando con normalidad. (Toda la semana han funcionado con normalidad) De pronto los periodistas descubrieron que los negocios de barrio, están abastecidos y que la gente compra ahí. (Toda la semana ha sido así)
Yo misma, compré en Ñuñoa cables, pilas y un trípode para ir a reportar a las marchas, y en los días más álgidos de la protesta.
Comí en restaurantes, del barrio Italia y Seminario mientras la gente iba a las protestas, y también, en picás de Avenida Matta, minutos antes de que comenzara el toque de queda, cerca de la Comisaría Chiloé después de sacar mi salvo conducto.
Encontré cigarros en una botillería de la población Lo Hermida, en pleno toque de queda, mientras los vecinos disfrutaban de la música en vivo de un grupo.
Compré en la panadería pan, huevos y arroz. En la Feria me abastecí de frutas. Y en los carros de Irarrázabal, busqué un difraz de zorro para Simón, en medio de las protestas.
Pero recién hoy, los periodistas recorren la ciudad como si fuera el día después de año nuevo. Mientras la colega del 13, Aranza, intenta que los feriantes en Avenida Matta le cuenten que hoy si están felices, en realidad sus tres entrevistados le comentaron que nunca tuvieron mayores problemas ni dejaron de funcionar.
El otro colega desde las cocineras de La Vega y que comparte pantalla con la joven reportera que pasa por alto la denuncia del monopolio agrícola, intenta entrevistar comensales para mostrar el día festivo y relajado, como si fuera un primero de enero. Pero desde las mesas le rechazan la entrevista, le dicen: vaya a reportar los temas de verdad.
Ninguno tiene logo, ni se presenta. ¿No tenemos derecho los chilenos a saber quién hablará de nosotros? Si le exigimos a Carabineros identificarse, la prensa chilena tiene la obligación de llevar al menos la identificación de su medio, para que la población sepa a quién tiene al frente, y en dónde saldrán sus declaraciones, para entonces elegir si quiere o no, ser entrevistado.
Pocos le hablaron hoy a los colegas de Canal 13. Incluso en la Feria de Matta, una mujer que no quiso ser mostrada en cámara, habló mientras enfocaban las verduras, y metió el gol diciendo: "seguiremos protestando".
El despertar de la gente ha sido profundo, pero puede ser coptado. Y usted debe entender que entre el viernes 25 de octubre y el sábado 26 de octubre, en realidad nada ha cambiado.
¿Qué pasó entonces para que hoy amanezcamos rodeados de periodistas mostrando una reactivación social y económica tan festiva?
La macha por No + AFP tuvo 2 millones de personas. La protesta del miércoles pasado casi llegó al millón.
La decisión del Gobierno, una vez más, es menospreciar la inteligencia de los chilenos, y se enfoca en manejar comunicacionalmente el descontento. Lo hace con más premura, a pesar de que el Ministro Mañalich sea honesto y confiese en el Congreso que por un par de marchas, no hay que cambiar el sistema.
Pero Usted, ahora que entendió que la humillación es institucionalizada y que protestar es un asunto de dignidad, tiene que entender cómo manejan su mente.
Periodistas cubriendo "la vida normal" que nos llegó así como un regalo sabatino... preguntando si está rica la comida en La Vega, o si están muy caros los plátanos, a pesar de que la mayoría de los comensales se niegan a hablar, créame que no es algo casual.
No sólo Canal 13 dedicó pases múltiples a mostrar esta repentina reactivación que, insisto, nunca dejó de existir en los barrios, sino que todos los medios grandes, han hecho lo mismo.
Estamos bombardeados y rodeados de mensajes y estímulos que buscan generar la matriz de opinión sobre haber alcanzado "la normalidad" porque "fuimos escuchados".
¿Y en realidad pasó algo?
Nada más que un giro en la comunicación estratégica y Usted, y su mente, son el objetivo.
Quizás una empresa de "coaching" o de asesores comunicacionales expertos en utilizar el "dead point" de una crisis a su favor, logró hacer entender al Presidente Piñera que la confrontación y la humillación, estaba aun más indignando a las personas.
El rol de los manifestantes, ha ido variando en el guión que se busca instalar: de ser vándalos, a estar en un guerra donde los militares nos protegerán de los malos, para luego tener la bendición de aceptar el perdón presidencial y convertirnos en manifestantes pacíficos que por fin han sido escuchados.
Es tan evidente. Todos los twitter de las autoridades apuntan a lo mismo. La instrucción estratégica, sin embargo, creo que ha sido un poco burda, tanto, que parece una muestra más de no entender qué está pasando.
Los estímulos disuasivos van en aumento, hasta alcanzar el punto funcional a la estrategia que genere un nuevo estado de confort.
La aprobación de la idea de legislar las 40 horas, las 50 Lucas más en el sueldo mínimo (¿recuerda Usted los escándalos que se han formado cuando se suben 3 lucas el salario?)... el inminente cambio de gabinete que incluso podría sorprendernos con figuras de izquierda, o "neutrales", para que se convierta en un gobierno de todos los escuchados... en fin.
Comenzamos el toque de queda sin incendios, así repentinamente, y se acaba así, también, sin incendios.
Los mensajes hoy, son como las miles de bombas lacrimógenas que en la marcha "familiar y masiva, y hermosa" que recalcan las autoridades fueron arrojadas igual, aunque esta vez, no se haya mostrado. La diferencia, es que el efecto de esas bombas, es de apenas unos minutos. Hurguetear en las mentes para ajustarlas, puede tener un efecto de 30 años más.
Apague la tele, por favor. Póngase una mascarilla cognitiva, rocíese con bicarbonato social... siga yendo a la esquina de su barrio, compre en el almacén. Continuemos mirándonos a los ojos, conversando en las plazas sobre lo que nosotros creemos qué pasa y no sobre aquello que nos dicen que sucede. Sigamos saludándonos en los ascensores. Preguntándonos cómo seguir.
El terror de los saqueos no funcionó. Lejos de que cada uno se encerrará a cuidar lo suyo con miedo, nos volcamos a la calle a estar juntos para cuidarnos.
Y hay que ser cautelosos, porque así como "el despertar" está siendo capitalizado en el marketing y la comunicación estratégica, nuestros barrios, nuestros almacenes, nuestros cabildos, toda esta nueva forma de ser sociedad, también pueden ser travestidos y usados como ejemplo de esa "escucha" y entonces ser banalizados por Aranza o su colega sin logo, o acaso por un matinal con la Argandoña comprando en la feria o la Maldonado en un cabildo (que lo hagan, pero no para la tele) para que como en La Mezcladora de Cemento de Ray Bradbury, seamos absorbidos en esta sensación del país normalizado, cuando nada ha cambiado más que nosotros mismos. Lo tenemos todo aun.
Por eso, apague la tele.
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Columna26 DE OCTUBRE DE 2018
Amy Goodman y Denis Moynihan
El presidente Donald Trump es una amenaza para la seguridad nacional de su país. Sus mentiras incitan al odio. Esta semana se han descubierto una gran cantidad de bombas dirigidas a personas y organizaciones a las que Trump difama regularmente: los Obama, los Clinton, la congresista Maxine Waters, la cadena CNN, el ex-director de la CIA John Brennan, el ex-fiscal general Eric Holder, el filántropo liberal multimillonario George Soros, el ex-vicepresidente Joe Biden y el actor Robert De Niro. Mientras Trump inventa preocupaciones en torno a la seguridad nacional para fomentar el miedo, deja pasar las verdaderas amenazas.
Tomemos como ejemplo la caravana de migrantes que partió de Honduras rumbo a Estados Unidos. En un acto político en Houston que tuvo lugar el domingo pasado, Trump la calificó de “un asalto a nuestro país”. Miles de personas de Honduras, Guatemala y El Salvador están huyendo de la violencia, la pobreza y la desesperación, en busca de refugio y asilo en Estados Unidos y México. El lunes, en un tuit, Trump afirmó que “delincuentes y gente de medio oriente vienen mezclados de incógnito [en la caravana]”. Cuando fue confrontado por un periodista para que presentara pruebas de sus dichos, el presidente respondió muy a la ligera: “No hay pruebas de nada. No hay pruebas de nada, pero perfectamente podría muy bien ser así”.
Una amenaza real que no conoce de fronteras es el cambio climático. El huracán Michael cobró impulso a través de las cálidas aguas del golfo de México y arremetió contra el noroeste de Florida hace dos semanas. La ciudad de México Beach fue prácticamente borrada del mapa. Unos 24 kilómetros más al oeste, sobre la costa, se encuentra la Base de la Fuerza Aérea de la ciudad de Tyndall, que aloja una flota de 55 aviones de combate furtivos F-22. Antes de que el huracán Michael destruyera la base, al menos 33 de estos aviones habían sido llevados a un lugar seguro. Pero, como informó el periodista ganador del Premio Pulitzer Dave Philipps es probable que al menos 17 de los aviones, que costaron 339 millones de dólares cada uno, hayan quedado abandonados y posiblemente se hayan destruido. Los científicos especializados en el clima señalan que, si bien no se puede culpar al cambio climático por una tormenta en particular, el calentamiento global aumenta la frecuencia e intensidad de las tormentas. El huracán Michael fue el primer huracán registrado de categoría 4 en azotar el noroeste de Florida, y estuvo entre los tres huracanes más fuertes registrados en la historia estadounidense. Mientras que los informes del Pentágono identifican el cambio climático como una amenaza importante para la seguridad nacional en el siglo XXI, Trump lo califica de engaño perpetrado por China para dañar la economía estadounidense.
“Abandonar los hechos es abandonar la libertad”, escribió el historiador de Yale Timothy Snyder en su libro “On Tyranny” (“Sobre la tiranía”, en español). En las últimas semanas, este concepto se vio reflejado de manera muy clara en el asesinato de Jamal Khashoggi, un columnista del periódico The Washington Post que presentaba una postura crítica ante la monarquía saudí. El 2 de octubre, Khashoggi entró al consulado de Arabia Saudí en Estambul y no volvió a salir. El gobierno saudí declaró falsamente que el periodista se había retirado poco después. Casi inmediatamente salieron a la luz informes de que Arabia Saudí había enviado a un “equipo asesino” de 15 hombres que torturó, mató y desmembró a Khashoggi en el consulado. En lugar de denunciar el asesinato inmediatamente, Trump declaró que iba a esperar la investigación que hiciera Arabia Saudí sobre sí misma, sin recortar las ventas récord de armas al reino. Arabia Saudí está librando una guerra en Yemen. Sus incesantes bombardeos —respaldados por Estados Unidos— han llevado al menos a la mitad de la población yemení al borde del hambre. Naciones Unidas ha declarado la situación en Yemen como la mayor catástrofe humana actual en el planeta.
En medio del horror de la desaparición de Khashoggi, el presidente Trump organizó un acto político en Montana donde elogió a un congresista que se declaró culpable ante la Justicia de agredir a un reportero. En el evento de campaña, Trump aclamó al congresista Greg Gianforte y dijo: “Cualquier hombre que pueda levantar el cuerpo de alguien y dejarlo caer al piso de un golpe es mi tipo de hombre. Él es mi muchacho”. Durante su campaña de 2016, Gianforte empujó y tiró al piso a Ben Jacobs, periodista del medio The Guardian.
Para sorpresa de muchos, en otro acto político de esta semana, Trump se declaró oficialmente como nacionalista, una etiqueta asociada históricamente con la supremacía blanca y el nazismo. “Existe una expresión que quedó algo en desuso: “ser nacionalista”. Se supone que no debemos usar esa palabra. ¿Pero saben lo que soy? Soy un nacionalista. ¿De acuerdo? Soy un nacionalista”.
En su afán de que los republicanos retengan el control de las dos cámaras del Congreso, Trump continúa desatando las fuerzas oscuras, divisorias y destructivas del racismo. Todo esto ha tenido lugar durante el mes de octubre. Sumemos otra acción peligrosa de Trump de esta semana: el sábado anunció que va a retirar a Estados Unidos del Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio, firmado por Ronald Reagan y Mijaíl Gorbachov en 1987. Este tratado prohibió todos los misiles de corto y mediano alcance, nucleares y convencionales. Muchos temen que esto pueda generar una nueva carrera armamentista con Rusia, desestabilizando aún más la situación mundial.
Mientras Trump hace campaña, va sembrando temores de que enemigos extranjeros ataquen al país. Sin embargo, ha demostrado una y otra vez, mediante acciones y palabras, que la mayor amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos es él mismo.
© 2018 Amy Goodman
Traducción al español del texto en inglés: Inés Coira. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
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