Venimos de lejos, tenemos una larga historia feminista, y un recorrido de muchos 8 de marzo tomando la calle, la plaza, la palabra con el propósito de subvertir el orden del mundo y el discurso heteropatriarcal, racista y neoliberal.
Al grito de “ni una menos, vivas nos queremos” que lanzaron las feministas argentinas se llevó a cabo la primera huelga global de mujeres de trabajo productivo y reproductivo el 8 de marzo de 2017.
El 8 de marzo de 2018 millones de mujeres en todo el mundo protagonizamos la huelga feminista. En todas las ciudades, barrios y pueblos ocupamos las calles para hacer visibles nuestros trabajos, nuestras demandas y nuestros cuerpos. Y paramos en todos los lugares.
Somos un movimiento feminista intergeneracional y diverso, creciente en número y en energía, impulsamos y desarrollamos propuestas e ideas para pensar en otras vidas y otro mundo. Somos miles, millones, las mujeres dispuestas a conseguirlo, y vamos a por todas.
Dijimos que nadie podría mirar a otro lado frente a nuestras propuestas y nuestra centralidad en el mundo y lo conseguimos. Con la fuerza colectiva hemos ido abriendo espacios y consiguiendo algunos cambios, pero no todos ni para todas. Nuestras vidas siguen marcadas por las desigualdades, por las violencias machistas, por la precariedad, por procesos de exclusión derivados de nuestros empleos, por la expulsión de nuestras viviendas, por el racismo y la no corresponsabilidad ni de los hombres ni del Estado en los trabajos de cuidados.
LA HUELGA TIENE QUE ALCANZAR, ADEMÁS DEL ÁMBITO LABORAL, OTROS TRABAJOS Y ESPACIOS: EL DE LOS CUIDADOS, EL CONSUMO, LA VIDA ESTUDIANTIL Y ASOCIATIVA
Por eso la Comisión 8 de Marzo del movimiento feminista convoca una huelga feminista en 2019. Una huelga en todos los espacios de la vida que va más allá de lo que tradicionalmente se ha entendido como huelga general. Porque la participación de las mujeres es nuclear en todas las esferas de la vida, y la huelga tiene que alcanzar, además del ámbito laboral, otros trabajos y espacios: el de los cuidados, el consumo, la vida estudiantil y asociativa.
La huelga es de todas, la construimos entre todas para que cada una de nosotras pueda participar y tenga su espacio en la huelga feminista. Sabemos que las posibilidades para participar en la huelga pueden ser distintas para cada una, pues estamos atravesadas por desigualdades y precariedades que nos sitúan en lugares muy diversos frente al trabajo asalariado, los cuidados, el consumo, el ejercicio de nuestros derechos, la formación y la participación ciudadana según nuestra procedencia, la clase, la “raza”, la situación migratoria, la edad, la orientación sexual, la identidad y/o expresión de género y las distintas habilidades. Por eso la huelga feminista es una propuesta abierta en la que todas podemos encontrar una forma de participar.
El nuestro es un movimiento, transfronterizo y transcultural. Somos un movimiento internacional diverso que planta cara al orden patriarcal, racista, colonizador, capitalista y depredador del medio ambiente. Proponemos otra forma de ver, entender y estar en el mundo, de relacionarnos, en definitiva nuestra propuesta supone un nuevo sentido común.
Por eso formamos parte de las luchas contra las violencias machistas, por el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo y nuestra vida, por la justicia social, la vivienda, la salud, la educación, la soberanía alimentaria y la laicidad. De las luchas que protagonizan mujeres que defienden sus tierras y los recursos de sus pueblos, incluso arriesgando su vida, amenazadas por el extractivismo, las empresas transnacionales, y los tratados de libre comercio; contra las viejas y nuevas formas de explotación y muchas otras luchas colectivas.
LA HUELGA FEMINISTA ES UNA PROPUESTA ABIERTA EN LA QUE TODAS PODEMOS ENCONTRAR UNA FORMA DE PARTICIPAR
Porque somos activamente antirracistas estamos contra la ley de extranjería y los muros que levanta el Norte global; porque somos antimilitaristas estamos contra las guerras, que son una de las causas que obligan a las mujeres a migrar; contra los Estados autoritarios y represores que imponen leyes mordaza y criminalizan la protesta y la resistencia feminista.
Nos unimos al grito global lanzado por las mujeres en Brasil, en EEUU, en Italia, en India y en otras partes del mundo frente a las reacciones patriarcales por el avance de las mujeres en el logro de nuestros derechos, y frente a una derecha y extrema derecha que nos ha situado a mujeres y migrantes como objetivo prioritario de su ofensiva ultraliberal y patriarcal.
Sabemos que para resistir hay que seguir avanzando y nos sabemos fuertes. Tenemos una propuesta positiva para que todas y todos, desde nuestra diversidad, tengamos una vida digna. Defendemos una forma de convivir y lo queremos hacer todas, unidas, fortaleciendo nuestras alianzas con otros movimientos sociales. Así nos enfrentamos a quienes hacen su política desde la mentira y el desprecio a las mujeres, desde el miedo, la victimización y el resentimiento. Y en el proceso de reconocer y defender nuestros derechos desarrollamos lazos de apoyo y solidaridad entre todas. Frente al “nosotros primero” planteamos “nosotras juntas”.
Formamos parte de un proceso colectivo de transformación radical de la sociedad, de la cultura, de la economía, de las relaciones. Queremos ocupar el espacio público, reapropiarnos de la decisión sobre nuestro cuerpo y nuestra vida, reafirmar la fuerza política de las mujeres, lesbianas y trans y preservar el planeta en el que vivimos, en un momento de urgente crisis ambiental.
QUEREMOS OCUPAR EL ESPACIO PÚBLICO, REAPROPIARNOS DE LA DECISIÓN SOBRE NUESTRO CUERPO Y NUESTRA VIDA, REAFIRMAR LA FUERZA POLÍTICA DE LAS MUJERES, LESBIANAS Y TRANS Y PRESERVAR EL PLANETA EN EL QUE VIVIMOS
Y por eso el 8M pararemos nuestro trabajo de cuidados y doméstico, el trabajo remunerado, el consumo y nuestros estudios y nuestro activismo, para demostrar que sin nosotras ni se produce ni se reproduce.
Una huelga en la que los hombres son nuestros aliados, apoyando para que sea posible que paremos las mujeres.
Esto ni empieza ni acaba el 8 de marzo. Como en años anteriores es un proceso que empieza mucho antes del día de la huelga, haciendo reuniones, construyendo propuestas, tejiendo redes, poniendo en marcha procesos de contagio, y culminará el día 8 con una huelga y una movilización en la que visibilizaremos nuestras denuncias y exigencias en todos los espacios, tomando las calles en barrios, pueblos y ciudades.
El documento que presentamos es fruto de ese saber colectivo feminista que vamos tejiendo al compartir las calles, el intercambio de experiencias, saberes y prácticas de resistencia individual y colectiva frente a las distintas formas en que se manifiesta el patriarcado.
Es un documento de propuesta y de acción para el proceso de la huelga feminista.
El 8 de marzo puede ser un gran día en esta revolución que hemos puesto en marcha. ¡La revolución feminista!
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