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James Steele llegó a Irak en 2003 
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Juan Carlos Pérez Salazar
La huella que James Steele dejó en El Salvador es 
leve, casi invisible. Quizás apropiada para un experto en lucha de 
contraguerrilla.
                     
Pero no debería ser así. Según un documental realizado por el diario británico 
The Guardian y la BBC, esa impronta podrá no ser visible, pero es profunda y sangrienta.
                     
                     
En el documental -titulado 
"James
 Steele, el hombre misterioso de Estados Unidos en Irak"- se consigna 
que entre 1984 y 1986 Steele asesoró en El Salvador el entrenamiento de 
militares, algunos de los cuales conformarían luego los brutales 
escuadrones de la muerte que sembraron el terror en el país 
centroamericano.
                     Fue precisamente esa experiencia la que hizo que
 18 años después, bajo lo auspicios de Donald Rumsfeld -entonces 
secretario de Defensa de Estados Unidos- y del general David Petraeus, 
Steele fuera llevado a Irak a cumplir la misma labor.
                     Al menos 75.000 civiles murieron durante la 
guerra civil salvadoreña. En los diez años exactos que han transcurrido 
desde la invasión a Irak han perecido unas 120 mil personas, contando a 
4.400 militares estadounidenses.
                     
El paso por El Salvador
Aunque la guerra civil en El Salvador terminó 
gracias a un acuerdo de paz entre el gobierno y la guerrilla del Frente 
Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), los militares 
estadounidenses consideraron su intervención como un éxito. Y a la 
estrategia de contrainsurgencia de Steele se le empezó a conocer 
internamente como 
The Salvador Option (la opción salvadoreña).
                     Pese a esto, muy pocos en El Salvador parecen conocer del paso de Steele por su nación.
                     
                        
                           
Las condecoraciones de Steele
                           
                              
                                 Según la biografía de James Steele en el sitio Premiere Speakers Bureau, mientras fue militar recibió las siguientes condecoraciones en Centroamérica:
                                 
                                 
- Medalla de Oro de El Salvador por Servicios Extraordinarios
 
- La Orden de Vasco Núñez de Balboa en Panamá
 
- Medalla de los paracaidistas Salvadoreños.
 
 
 
 
 
El periodista Carlos Dada, director de el sitio 
de internet El Faro y quien ha investigado los años de la guerra civil 
en su país, supo por primera vez de James Steele en un reportaje 
publicado por 
The New York Times en 2005, donde se asegura que 
el modelo que el Pentágono quería implantar en Irak no era Vietnam, sino
 El Salvador. La opción salvadoreña.
                     Esto fue refrendado en 2008 por una filtración 
de WikiLeaks: el Manual de Contrainsurgencia de las Fuerzas Especiales 
de Estados Unidos, basado en buena parte en las experiencias de los 
asesores en el país centroamericano.
                     Sin embargo, en esos documentos sólo se menciona a Steele de pasada.
                     
Su rastro en los libros
Donde sí se le menciona con detenimiento es en el libro "
El Salvador at War: An Oral History of Conflict from the 1979 Insurrection to the Present", publicado en 1989 por el experto en estrategia militar Max G. Manwaring.
                     En el capítulo 15, titulado "Reconociendo la 
guerra sicológica", el coronel James J. Steele, comandante del Grupo 
Militar de EE.UU. en El Salvador, toma la primera persona para decir:
                     "Dentro de las Fuerzas Armadas salvadoreñas hay 
un interés en operaciones sicológicas y acciones civiles que es mucho 
mayor que todo lo que vimos en Vietnam. Es una parte integral de lo que 
estamos haciendo. La idea de conseguir que la gente deserte (de la 
guerrilla) es ahora central para cada brigada".
                     Allí también se menciona su participación en al 
menos una reunión con el entonces presidente salvadoreño José Napoleón 
Duarte (1984-89) y todo su comando mayor de las Fuerzas Armadas.
                     Sin embargo, ningún mando militar salvadoreño de
 la época (conocidos como de la "tandona", porque en un año se graduaron
 dos generaciones o "tandas") habla sobre ese tema -o sobre cualquier 
otro de la guerra civil- desde que en España se abrió un proceso 
judicial por la matanza de seis sacerdotes jesuitas -más una mujer y una
 niña- en noviembre de 1989.
                     Otro libro en el que se nombra a Steele es "
Washington's War on Nicaragua", de Holly Sklar.
                     
                     En la página 343 se dice que James Steele 
conocía las actividades de Félix Rodríguez y Oliver North, dos figuras 
claves dentro del escandalo Irán-Contras, cuando el gobierno de 
estadounidense vendió armas a Irán -país con el que no tenía relaciones 
desde la revolución islámica- para financiar a los Contras que trataban 
de derribar al gobierno sandinista.
                     
"Nadie hablaba de eso"
                        

Steele estuvo en Irak al menos hasta el 2005
 
 
No se conoce con exactitud cuántos asesores 
estadounidenses hubo en El Salvador en esos años aciagos. El gobierno de
 EE.UU. ha dicho que 55. Integrantes del FMLN aseguran que eran al menos
 300, ocho por cada guarnición.
                     Lo que sí tenían claro los reporteros nativos en esa época es que era un tema vedado.
                     "Nadie hablaba de eso" dice a BBC Mundo Iván Montecinos, reportero gráfico que trabajó con UPI y AFP y autor del libro 
No Hay guerra que dure cien años, con fotos de ese período.
                     "Era informaciones bien confidenciales. Quienes 
tenían más acceso a los asesores norteamericanos eran los periodistas 
norteamericanos. Conocían más y eran allegados a la embajada".
                     "Cuando estuve en UPI tuve acceso como en dos 
oportunidades. Una fue en una graduación de soldados salvadoreños en la 
base aérea de Ilopango, y homenajearon a los profesores. Y una vez, como
 mero de escondidas, yo hice una foto en el cuartel de San Vicente y 
aparecen varios asesores norteamericanos al final".
                     Sin embargo, el nombre de James Steele no le dice nada.
                     
"Yanqui hijueputa"
Quién sí vio a los asesores bien de cerca fue 
María Marta Valladares, conocida en esa época como la comandante Nidia 
Díaz, una de las fundadoras del FMLN.
                     
                        

Memo sobre James Steele enviado durante la década 
de los 80.
 
 
El 18 de abril de 1985 fue herida y capturada en
 combate por tropas salvadoreñas con el apoyo de un asesor de la CIA: el
 cubano-estadounidense Félix Rodríguez.
                     Mientras le revisaban el uniforme y el armamento "se me acercó el gringo, barbado, me dijo '
hello'. Yo le dije 'yanqui hijueputa' y lo escupí en la cara".
                     Seis meses estuvo en prisión. "Interrogadores 
americanos no tuve, sino que eran venezolanos o salvadoreños", asegura a
 BBC Mundo.
                     Era tanto el valor de Nidia Díaz para el FMLN, 
que un comando guerrillero secuestró a una hija del presidente Duarte y 
la canjeó por ella y otros prisioneros, negociación en la que 
aparentemente participó James Steele.
                     Pero ese nombre tampoco le suena a la antigua comandante guerrillera.
                     
El cubano-americano
Félix Rodríguez sí es un nombre que todos 
reconocen en El Salvador. Este cubano nacionalizado estadounidense es 
indispensable para entender la historia de la contrainsurgencia en 
América Latina y el papel jugado en ella por Estados Unidos.
                     Veterano de Vietnam, participó en la invasión de
 Bahía Cochinos en Cuba, en la captura y muerte del Che Guevara en 
Bolivia y en las guerras civiles de Centroamérica. Fue allí que conoció a
 James Steele.
                     "Yo llegué en febrero del 85 (a El Salvador) y 
ya él estaba allá. Era el jefe del grupo militar. Todas las embajadas de
 Estados Unidos tienen un grupo militar y otro de defensa asignado al 
país. Y él era el jefe del grupo militar", le dice a BBC Mundo.
                     ¿Y qué labores cumplía? "Bueno, él tenía 
diferentes asesores bajo su mando, de las distintas ramas de las Fuerzas
 Armadas. Ellos apoyaban en la ayuda militar a El Salvador, a 
conseguirles el armamento que les hacía falta, munición, piezas de 
repuesto".
                     
                        

James Steele (primero  la derecha) en la base militar de Ilopango, en 
El Salvador. El último a la izquierda es Félix Rodríguez.
 
 
"Él no entrenaba a nadie. Supervisaba a los 
diferentes grupos militares. Nunca tuvo ninguna misión de entrenamiento y
 lo digo porque yo estuve allá desde el año 85 hasta al 89 casi".
                     Rodríguez recuerda a Steele como "una persona extremadamente profesional, muy dedicado a ayudar. Un gran anticomunista".
                     Ya retirado, Félix Rodríguez vive en Miami con sus recuerdos. Pero de alguna manera sigue en la trinchera.
                     "Desgraciadamente a Steele lo ligaron mucho a lo
 de Irán-Contras sin tener realmente esa gran responsabilidad -donde yo 
sí estuve metido-. Tres veces le dieron el ascenso a general y 
desgraciamente el senador Harkin (Tom Harkin, demócrata), de extrema 
izquierda, se opuso. Y no pudo llegar a general por eso".
                     Sobre las acusaciones de que Steele entrenó 
escuadrones de la muerte en El Salvador, Félix Rodríguez dice que es 
"totalmente ridículo".
                     "Al contrario, la mayor parte de la misión de 
esta gente era parar ese tipo de cosas y si tenían conocimiento, 
notificarlo a la embajada. Bueno, la extrema izquierda sabe cómo se 
pronuncia siempre para jorobar al que ha estado en una posición militar 
conservadora", expresa rotundo.
                     Eso no es lo que le dijo a 
The Guardian
 y la BBC Celerino Castillo, exagente de la oficina antinarcóticos de 
EE.UU., DEA, en El Salvador, entre 1984 y 1991: "Cuando supe que James 
Steele iría a Irak pensé que implementarían allí lo que se conoce como 
la 'opción salvadoreña' y eso es exactamente lo que sucedió. Me quedé 
desolado, porque sabía que ocurrirían en Irak las atrocidades que 
ocurrieron en El Salvador".
                     
                     
Lo que vino después
La aventura salvadoreña no sería la última que James Steele tuvo en Centroamérica.
                     
                        

Ahora James Steele da conferencias sobre políticas de seguridad y 
contraterrorismo.
                         
                      
                     El sitio 
Premier Speakers Bureau 
(compañía que ofrece servicios de conferencistas y en la que participa 
Steele dando charlas sobre políticas de seguridad y contraterrorismo, 
por las que aparentemente cobra hasta US$15.000), asegura que el 
entonces coronel también participó en la invasión de Panamá en diciembre
 de 1989, que culminó con el derrocamiento y arresto del general Manuel 
Noriega.
                     Según ese sitio, Steele fue el punto de contacto
 entre los militares y el gobierno civil que reemplazó Noriega. Además 
estuvo a cargo de establecer la nueva fuerza policial.
                     Y se agrega: "Durante un intento de golpe en 
1990, rebeldes que contaban entre sus integrantes a antiguos miembros 
del ejército de Noriega trataron de secuestrarlo a él y a un pequeño 
grupo de asesores. Después de una confrontación que duró toda la noche, 
Jim Steele lideró la fuerza que frustró el golpe de estado y capturó a 
los rebeldes".
                     El astillado espejo de la presencia de James 
Steele en Centroamérica aún no se recompone del todo. Pero su huella es 
menos tenue de lo que parece.
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