Tras un año de linchamiento mediático
Por Adolfo Mena para Rebelión
Después de tener procesada un año a Remedios sin  siquiera interrogarla, le levanta el procesamiento reconociendo que no  tiene ninguna relación con ETA. Sobre Venezuela, ya no habla de  militares ni funcionarios, sino que afirma que los entrenamientos de  etarras los hacen por su cuenta, sin ninguna intervención del Gobierno  venezolano.
Eloy Velasco, magistrado al frente  del Juzgado Central de Instrucción Número 6 de la Audiencia Nacional de  Madrid, emitió el pasado 7 de marzo de 2011 un auto de procesamiento en  el que corrige las acusaciones que contra Remedios García Albert y el  Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela realizaba hace ahora  justamente un año, en un auto que sirvió para alimentar una campaña  propagandística que presentaba a Venezuela como un "santuario para los  terroristas" y al Gobierno venezolano como "facilitador" de la supuesta  conexión entre ETA y la guerrilla de las FARC en su territorio, con  Remedios García como "pieza clave de enlace" entre ambas organizaciones.
Las mentiras se han publicado y la calumnia se ha  repetido como un mantra durante este tiempo -un año desde el  procesamiento por parte del juez Velasco, dos años y medio desde el  primer procesamiento de Remedios por el juez Garzón- sin que Remedios  haya sido llamada a declarar ante ningún juez, ni haya podido defenderse  de las acusaciones contenidas en ambos autos.
Finalmente, a Velasco no le queda más remedio que  reconocer que no tiene causa contra Remedios ni contra Omar Arturo  Zabala, y por tanto deja sin efecto el procesamiento acordado en auto de  24/02/2010 y las medidas cautelares acordadas contra ambos. Y Remedios  comparecerá para declarar en condición de testigo y no de imputada, el  21 de marzo.
También se extrae de la lectura del auto emitido el 7 de  marzo por el juez Velasco, que no hay absolutamente ningún sustento  para alegar que haya existido colaboración institucional por parte de  Venezuela con el entrenamiento y actividades de ningún miembro de ETA en  su territorio, tal y como se publicó irresponsablemente hace un año.
El auto afirma, textualmente:
"Remedios García Albert y Omar Arturo  Zabala Padilla, miembros de la Comisión Internacional de las FARC que en  diversas ocasiones visitaron los campamentos de esta organización  terrorista, no participaron en la gestión ni en la organización de los  cursillos sobre armamento y explosivos con miembros de la ETA que Arturo  Cubillas propició, limitando su labor en los mismos al adiestramiento  en labores de uso de telecomunicaciones con los guerrilleros de las  FARC, así como propaganda, adoctrinamiento político, confección de  materiales para su publicación en webs, reportajes y la revista  Resistencia, labores a las que se debe añadir las de apoyo logístico  material, principalmente desde España, que se enjuician en las DP 261/08  del JCI 5 AN".
De esta forma, el juez Velasco reconoce que no tiene  elementos para acusar a Remedios García y Omar Arturo Zabala de  colaboración con ETA, pero plantea que el Juzgado número 5 de la  Audiencia Nacional, donde se instruye la causa abierta en julio de 2008  por el juez Baltasar Garzón, debe imputarles el delito de "integración  en organización terrorista", basándose en las siguientes "pruebas":
- Los presuntos "correos electrónicos" (no hay ni un  sólo correo electrónico, sino documentos de texto) supuestamente  encontrados en el ordenador mágico, presuntamente incautado al  comandante de las FARC Raúl Reyes, asesinado el 1 de marzo de 2008 en  una operación conjunta de la Fuerza Aérea Colombiana con el Ejército  estadounidense de bombardeo contra el territorio de Ecuador, violatorio  de la soberanía de este país y que constituyó un crimen de guerra.
- Los testimonios de presuntos ex guerrilleros  arrepentidos de quienes solamente se proporcionan los alias, y que  afirman haber visto a Remedios en tal o cual campamento, y realizan  diveras acusaciones contra su persona.
Se trata de la mismas y únicas pruebas que la Fiscalía  colombiana tiene para judicializar y perseguir al periodista William  Parra, y a la socióloga y defensora de derechos humanos Liliana Obando  (actualmente en prisión, engrosando la lista de los más de 7.500 presos  políticos del régimen colombiano). Tras la masacre cometida en el  campamento de Raúl Reyes, el Gobierno colombiano trató de sostener una  campaña propagandística para acallar el escándalo de la parapolítica, y  construyeron el escándalo de la "Farc política", pero con el tiempo  ninguna de las acusaciones que hicieron contra los políticos,  periodistas y activistas que desde la izquierda señalaban sus crímenes,  se pudo sostener en un tribunal. ¿La razón? Esas pruebas, que ahora se  esgrimen contra Remedios en un auto judicial y en la prensa, sin darle  opción a defenderse, sencillamente no resisten el menor contraste, y los  montajes judiciales se caen al primer careo con la realidad.
Acusar sin pruebas
El "Informe Forense de Interpol sobre los ordenadores y  equipos informáticos de las FARC decomisados por Colombia",  supuestamente incautados en la incursión militar del 1 de marzo de 2008,  cuestiona la posibilidad de su uso ante los tribunales de justicia.
En el propio informe se asegura, en diversos puntos, y  en la conclusión 2b, que entre el 1 y el 3 de marzo hubo irregularidades  y no se siguió el protocolo internacional que admitiría un tribunal:
“Conclusión no 2b: Entre el 1 de marzo  de 2008, fecha en que las autoridades colombianas incautaron a las FARC  las ocho pruebas instrumentales de carácter informático, y el 3 de marzo  de 2008 a las 11.45 horas, momento en que dichas pruebas fueron  entregadas al Grupo Investigativo de Delitos Informáticos de la  Dirección de Investigación Criminal (DIJIN) de Colombia, el acceso a los  datos contenidos en las citadas pruebas no se ajustó a los principios  reconocidos internacionalmente para el tratamiento de pruebas  electrónicas por parte de los organismos encargados de la aplicación de  la ley. ” (Pag. 8, Párr. 5)
Incluso en otro punto se pone en duda que un tribunal lo admita:
“77. Cuando los funcionarios de los  organismos encargados de la aplicación de la ley acceden directamente a  las pruebas electrónicas decomisadas sin hacer en primer lugar una copia  imagen de los datos, el acceso a las pruebas y su visualización quedan  registrados. El acceso directo puede complicar en gran medida el proceso  de validación de las pruebas para presentarlas ante los tribunales,  porque en este caso los funcionarios de las fuerzas del orden deben  demostrar o probar que el acceso directo que efectuaron no afectó  materialmente a la finalidad de las pruebas.” (Pág. 31, Apdo. 77)
En ningún apartado de este informe, se hace alusión a  qué procedimientos llevó adelante el Departamento Administrativo de  Seguridad de Colombia, DAS, entre el 3 de marzo a las 11:45 y el día 10  de marzo, en que las supuestas pruebas fueron entregadas a la INTERPOL.  Las pruebas fueron obtenidas ilegalmente y sin respetar la debida cadena  de custodia y, por tanto, no debería ser válidas ante ningún tribunal.
Según el mismo informe de la INTERPOL se modificaron, crearon y borraron archivos de sistema.
El informe asegura que entre el 1º y el 3 de marzo se  modificaron, crearon y borraron archivos de sistema. Indica, asimismo,  que de los archivos de usuario sólo se hicieron aperturas, o sea que  sólo se leyeron sin supuestamente modificar sus contenidos. Sin embargo,  no indica qué archivos de sistema son los afectados y por qué,  particularmente, fueron borrados algunos de ellos. Aparecen miles de  documentos con fechas a futuro que, según el mismo informe, puede que se  generaran desde otras computadoras con estas fechas erróneas. Esta  misma argumentación sería válida para asegurar que cualquier documento  con fechas pasadas también podría haber sido modificado y transferido  desde otras computadoras.
La Justicia española, vergonzosamente al servicio de la guerra en Colombia
Durante el último año hemos asistido a una ofensiva por  parte del Gobierno colombiano encabezado por Juan Manuel Santos, que ha  recurrido a los montajes judiciales para criminalizar a periodistas y  activistas sociales, y para quitar del camino voces molestas. En  septiembre de 2010 El Procurador colombiano (ente supuestamente  encargado de controlar a los servidores públicos), Alejandro Ordóñez  Maldonado, sancionó disciplinariamente a la senadora liberal Piedad  Córdoba, con destitución e inhabilidad por 18 años "por haber promocionado y colaborado con las Farc".
El delito que realmente se persigue en todos estos casos  es el haber promovido el intercambio humanitario de prisioneros entre  las FARC y el Estado colombiano, las dos fuerzas beligerantes de una  guerra que el Estado colombiano se niega a reconocer mientras bombardea a  población civil y millones de campesinos son desplazados por el  narco-paramilitarismo auspiciado y amparado por el Estado (como pone en  evidencia, por ejemplo, el escándalo del DAS y la sentencia contra su  director, Jorge Noguera Cotes).
Perseguir y promover un diálogo político para allanar el  camino de la paz con justicia social en Colombia. Ese es el crimen  también de Remedios, aunque no solamente de ella...
En el año 2000 Eduardo Zaplana recibió a Raúl Reyes y a  una delegación de las FARC en un viaje que hicieron a Europa. Les  recibió en el Palau de la Generalitat con honores de Jefe de Estado.  Hasta ahora, no hemos visto ninguna acusación contra Zaplana ni  conocemos su "alias" de guerrillero, pero a juzgar por el razonamiento  del juez Velasco en su auto, debería ser igualmente imputado por  "integración en organización terrorista", ya que uno de los delitos de  Remedios habría sido ser "favorecedora de responsables de las FARC en  foros internacionales".
Pero claro, era el año 2000, las FARC eran consideradas  una organización beligerante en un conflicto armado que nadie se atrevía  a poner en duda, y del que se pensaba que no había otra salida que el  diálogo político. No había habido 11 de septiembre de 2001, ni la UE se  había plegado a la estrategia estadounidense de "guerra global contra el  terrorismo", ni se había aprobado por parte del Consejo de Europa una  lista construida arbitrariamente y sin ningún sustento judicial ni  parlamentario, de organizaciones consideradas "terroristas", en la que  se incluyó a las FARC.
Una injusticia muy lenta
Hace dos años y ocho meses que Remedios García Albert  dejó de ser una ciudadana con plenos derechos para pasar a un limbo  legal y  un linchamiento mediático del que no puede defenderse, porque  mientras dan por buenas las "evidencias" fabricadas por el Estado  genocida de Colombia, que se ha permitido incluso espiar e intervenir  comunicaciones a diputados, europarlamentarios y abogados  de media  Europa, ningún juez la está juzgando.
Cuando el gobierno libio bombardea a su población civil, se toman sanciones internacionales. ¿Y en Colombia?
Cuando determinados sectores de esa población se  levantan en armas y reivindican cambios, se les llama "rebeldes",  "insurgentes", pero no he visto que ningún medio los tilde de  "terroristas". ¿Y en Colombia?
En una empresa, cuando un trabajador es negligente, y no  hace aquello para lo que se le paga, se le despide. ¿Y en la Audiencia  Nacional?
¿Cómo puede ser que las actuaciones de los jueces no  solamente no sirvan para restituir absolutamente nada, sino que sean en  sí mismas una causa de injusticia y oprobio contra ciudadanos inocentes?
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