Plaza de Catalunya. Siete de la mañana del viernes. Unos 200 jóvenes,  perplejos y sentados, son coprotagonistas más que involuntarios de una  operación policial de «limpieza», según repitió ayer hasta la  extenuación el conseller de Interior, Felip Puig (y hasta el mismo president Artur Mas), para garantizar la seguridad durante la fiesta en Canaletes si el Barça gana hoy la Champions.
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Información publicada en lapágina 4 de la sección deTema del día de la edición impresa del día 28 de mayo de 2011VER ARCHIVO (.PDF)
Plaza de Catalunya, siete de la tarde del viernes. Doce horas después de  las cargas policiales, buena parte de las  carpas y la infraestructura vuelve a estar en pie y los 200 jóvenes se  han transformado en miles de ciudadanos y caceroladas en muchos barrios  de Barcelona que exigen, con las manos en alto y pintadas de blanco, la  dimisión de Puig y expresan su deseo de mantener viva la indignación y  la acampada. Aunque coincida con la Champions.
En  esas doce horas, el saldo del despliegue de centenares de mossos y de  decenas de agentes de la Guardia Urbana fue de más de 120 heridos, de  ellos 4 de gravedad, y 37 agentes contusionados. Todo ello para una  «limpieza» que en realidad fue una operación de desmantelamiento de la  infraestructura de los acampados. Pero, mientras todavía se oía el eco  de las sirenas de las  furgonetas policiales abandonando la plaza seis horas después de  irrumpir en ella, los acampados celebraban su victoria rociándose  con agua en el centro de la plaza. Álex, uno de los que más días lleva  movilizado, ironizaba: «Voy a escribir una carta de agradecimiento a  Artur Mas». Oriol añadía: «Es una derrota política: han usado la  violencia y nosotros no, y no nos han desalojado».
Los  responsables políticos negaron en todo momento que se tratara de un  desalojo, sino de limpiar la plaza por motivos de salubridad y de  seguridad: incautarse de material, como palos o bombonas de gas, que  pudieran ser peligrosas en caso de fiesta en Canaletes. Pero pocos  minutos después de las ocho de la mañana los acampados, que se sentaron  en el centro de la plaza y tuvieron en todo momento una actitud  pacífica, comprobaron que las brigadas de limpieza municipal no  limpiaban, sino que arrasaban el campamento. A la misma hora, en Lleida  sucedía lo mismo en la plaza de Ricard Vinyes. Allí hubo dos  detenciones.
Gran  parte del efecto bumerán del despliegue policial se debió, nuevamente, a  las redes sociales. Una hora después de iniciarse el despliegue  policial, que acordonó literalmente toda la zona de la plaza, twitter  ardía y centenares  de ciudadanos se concentraron en los accesos, tratando de bloquear  mediante sentadas la entrada y salida de los camiones de limpieza. Fue  esta gente, pese a su actitud pacífica, la más afectada por las cargas  policiales. Una de las imágenes de la mañana fue la de una mujer de  mediana edad, con el rostro desencajado, alargando el brazo y ofreciendo  una flor a un Mosso d'Esquadra.
ALUD DE CRÍTICAS La  operación policial recibió ayer un alud de críticas. Tan transversales  que procedieron de sindicatos de los Mossos, los  partidos de la oposición en bloque, incluido el PPC, la Federación de  Asociaciones de Vecinos, el presidente de Barnacentre y el Síndic de  Greujes, que anunció que abrirá una investigación de oficio. Por no  hablar de las crónicas, con profusión fotográfica, en la prensa  extranjera.
Para  entender la censura a la operación es suficiente con explicar que el  Clínic recibió a 14 heridos. Tres fueron dados de alta; otros 10  sufrieron heridas graves y fracturas. De estos, a 6 se les aplicaron  sujeciones y vendajes que les permitieron salir del hospital a media  tarde. Cuatro quedaron hospitalizados y uno de ellos estaba siendo  operado a las cinco de la tarde  de ayer. Entre los hospitalizados, había un joven que sufrió un fuerte  golpe en el tórax, lo que le causó un neumotórax con hemoptisis (escupía  sangre). Otro sufrió traumatismo craneoencefálico. Dos esperaban a ser  intervenidos quirúrgicamente por fractura de fémur y codo. El resto  sufren fracturas óseas, informaÀngels Gallardo.
PUDO SER PEOR La situación pudo haber sido mucho peor, de no haber sido por la actitud pacífica que la gran mayoría de manifestantes adoptó. A  la una de la tarde, la plaza fue un auténtico caos. Los Mossos  forcejeaban en el centro para finalizar la operación de «limpieza»  mientras miles de ciudadanos desbordaron el cordón policial exterior,  dejando a varios agentes rodeados por una multitud.
La policía se fue, literalmente, corriendo.  Y consiguió, paradójicamente, que un movimiento que corría el riesgo de  languidecer, se reactivara. La «limpieza» decretada por Puig se  convirtió por la tarde en miles de indignados en la plaza de Catalunya  (un grupo de estudiantes cortó la Diagonal creando problemas de  tráfico). En un ambiente festivo, los más indignados que nunca gritaron,  con flores en la mano, «Puig, dimisión» y «¡Aquí empieza la  revolución!». Los concentrados decidieron mantener la acampada durante  el sábado. Otra paradoja de una operación que dará mucho que hablar.
El periódico de Cataluña 28/05/2011
Comentario al margen:
Es casi seguro que el título sea otro, pero lo hemos públicado tal como llegó.
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Es casi seguro que el título sea otro, pero lo hemos públicado tal como llegó.
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