En cuanto alguien comprende que obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad de hombre, ninguna tiranía puede dominarle. Gandhi.


martes, 10 de mayo de 2011

Sobre el asesinato de Osama Bin Laden - España - Diario digital Nueva Tribuna

Sobre el asesinato de Osama Bin Laden - España - Diario digital Nueva Tribuna
 
Tiene que llegar un día que en los EE.UU. pueda gobernar alguien que no se convierta en un asesino una vez que llega a la presidencia. Mejor también si no lo ha sido antes. Desde que Harry Truman autorizara a lanzar dos bombas atómicas sobre dos ciudades japonesas en agosto de 1945 –que se convirtió en el primer y más grande atentado de la historia(1) - no ha habido un solo presidente de USA que no se haya convertido en un asesino. Es verdad que ellos –los yanquis- lo llaman justicia, tal y como ha hecho el premio Nobel de la Paz, Barack Obama. “Hemos hecho justicia”, decía este nuevo criminal, auto-reconociendo con esta frase que no era justicia lo que hacía sino pura venganza. Cuando se hace justicia se emplea la elipsis o no se menciona la palabra por respecto a la inteligencia del lector u oyente. Es verdad que eso está en la tradición del pueblo americano, suponiendo que se pueda hablar de un pueblo y no de una suma de individuos procedentes de Europa, África, América y de Asia. Como decía el protagonista de de la inolvidable Murieron con las botas puestas, “los verdaderos americanos están ahí fuera”, refiriéndose a los indios. Recuerdo también la película El juez de la horca, interpretada maravillosamente por Paul Newman, donde de forajido se convierte en sheriff –hablo de memoria- y toma un libro de leyes y se encuentra con que no puede hacer justicia a su manera porque la ley –que figura en el libro- lo impide. El sheriff entonces arranca la hoja del libro de leyes y dice: “ya no dice eso la ley”. Me viene a la mente esas dos películas porque todo lo que hacen esos americanos del norte de Río Grande es muy peliculero. Convierten las guerras en juego de play-station porque así les resulta más llevadero el asesinato. Con el asesinato del terrorista Bin Laden la popularidad de su asesino, Barack Obama, ha aumentado al parecer.

Parece que son mayoría los americanos de USA que saludan el asesinato, que prefieren la venganza a la justicia. Estos tipos, de donde han salido cineastas maravillosos y escritores como Poe, Whitman, Fitzgerald, Hemingway, Faulkner, no han pasado de la época medieval, no han llegado al Estado de Derecho de la revolución francesa, a pesar de su revolución de 1776 y su declaración de Filadelfia. Aún mantienen la pena de muerte en una gran parte de sus Estados porque eso asegura la mayoría para llegar o permanecer a/como gobernadores. Pero no hay que ser injustos –ya que lo son otros- porque no todos los americanos piensan lo que piensan Obama, Merkel, Zapatero, Berlusconi, etc. En el New York Time también hablan de asesinato ("The killing Osama …"(2) y critican la tortura(3). Son unos ejemplos, aunque minoritarios.

Es verdad que Bin Laden era un terrorista, un repugnante terrorista como todos los terroristas, que piensan que matando pueden conseguir algún objetivo loable. No hay ningún objetivo de este tipo matando. Nada. Lenin, el mayor revolucionario de todos los tiempos, rechazaba, odiaba el terrorismo. Y él sabía de qué hablaba porque un hermano suyo fue ajusticiado por la justicia zarista –no entro si aquello era una justicia homologable- precisamente por intentar un acto terrorista. El terrorismo es rechazable también –aunque muy en segundo lugar- porque sólo sirve a la derecha, a la reacción, a los terroristas de Estado (Obama, el gobierno israelí, etc.). En España el P. P. está aterrorizado pensando que pueda acabarse el terrorismo de ETA. Por eso el Sr. Mayor Oreja lo trae a colación en cuanto se producen avances en la lucha contra el terrorismo. El P. P. se ha convertido en el contra-portavoz de ETA en el Parlamento español. Aunque sea “contra”, es una forma de ser portavoz. Hay medios de comunicación como El Mundo que se convierten también en portavoces de ETA ante cualquier comunicado de la banda, ante cualquier declaración de un terrorista. Pero también caen en eso el ABC y La Razón. Al final son medios de comunicación de extrema derecha y/o nostálgicos del franquismo que pasan por serios ante la indiferencia de otros medios, de partidos, de lectores de izquierda, de los propios sindicatos. Hay que leerles para conocer a los enemigos de la democracia y de la libertad aunque, como Mortadelo pero sin gracia, se disfracen de demócratas.

Estos medios de extrema derecha y/o neofranquistas han saludado el asesinato de Bin Laden. Veamos un ejemplo. Decía Ignacio Camacho en ABC que el presidente USA “tiene poderes constitucionales –otorgados por el Congreso a su antecesor Bush- para atacar en el extranjero a cualquier sospechoso de terrorismo contra Estados Unidos y los ha usado… Ha aplicado una sentencia fulminante con criterio de castigo, de resarcimiento por el daño causado… De su parte no sólo tiene la ley de su país, sino una legitimidad pública amasada sobre la vida de miles de víctimas”. Y para escarnio de los lectores del ABC –que pensará este articulista que son todos unos cretinos- siempre con el “máximo respecto a la legalidad, pero aplicándola con la mayor firmeza…”. ¿Respeto a la legalidad? ¿Qué legalidad? ¿No sabe este pájaro-articulista que la legalidad internacional la dan las leyes internacionales, los convenios, la ONU? ¿Desde cuando el Congreso de USA o simplemente el presidente yanqui es fuente de legalidad internacional? ¿Para qué existe el Tribunal Internacional Penal sino para juzgar a tipos como Bin Laden? Este artículo define un pensamiento fascista. Lo único que palía el artículo es el nulo nivel intelectual de su autor. ¡Cuidado que el fascismo lo tenemos encima, pero se disfraza de noviembre para no levantar sospechas! Rectifico, no se disfraza, simplemente intenta hacerse ver como una opción natural, normal, actual, con visos de gobernabilidad. Ya llegaron al poder en España con Aznar en 1996, pero lo perdieron en el 2004 precisamente por hacer propaganda de ETA, endilgando a esta panda de asesinos los atentados del 11 de marzo.

Los americanos de USA son unos expertos en crear mártires. Crearon a Bin Laden a sus pechos para luchar contra los rusos en Afganistán y ahora lo convierten en un mártir para la causa islámica integrista, para el yihadismo. No sé si es intencionado o no –tengo dudas- pero el asesinato de Bin Laden por parte de Barack Obama perjudica la causa de las revoluciones laicas de Egipto, Túnez, Libia, Siria, Yemen, etc. porque el asesinato va a potenciar aquel islamismo. Parece como si el presidente USA se hubiera dado cuenta de que, quizá por equivocación, había apoyado a los rebeldes árabes, a las causas democráticas de los rebeldes de estos país que quieren la libertad y la democracia, y con el asesinato de Bin Laden ha rectificado. Y ahora, para más inri, parece que en lugar de mejorar la seguridad, ha descendido, los estados de alerta se han aumentado aunque, como en el caso español, no se reconozca oficialmente. ¡Vaya negocio que hemos, perdón, nos han hecho!

Por cierto, ¿cómo es que aún es premio Nobel de la Paz Barack Obama? ¿No le dará vergüenza a la academia sueca mantener el premio al premiado? ¡Si Martin Luther King levantara la cabeza!

1 Me refiero acto terrorista, en un solo, apretado y criminal acto. Los Hitler, Stalin, Pol-Pot, Mussolini, Franco, Pinochet, Videla, etc., lo han hecho más espaciadamente, recreándose.
2 The killing of Osama bin Laden provoked a host of reactions from Americans: celebration, triumph, relief, closure and renewed grief. One reaction, however, was both cynical and disturbing: crowing by the apologists and practitioners of torture that Bin Laden’s death vindicated their immoral and illegal behavior after the Sept. 11 attacks.
3 He told Time magazine that the recent events show that President Obama should not have banned so-called enhanced interrogation techniques.

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