Manuel Reyes Mate publicó en el mes de junio un ensayo sobre los
conceptos de injusticia y desigualdad que ofrece una interesante
perspectiva de las responsabilidades de las sociedades actuales.
Conceptos que le llevan a recorrer para la revista La Liga otros
ámbitos de la actualidad con una solidez y claridad dignas de un
maestro. Reproducimos aquí un estracto de la entrevista completa que se
publicará en octubre:
Sú último ensayo se titula Tratado de la Injusticia (Antrophos , 2011), pónganos en antecedentes.
Se trata de un estudio de la justicia desde el punto de vista de la memoria. Lo que retrato es que desde todas las
teorías desde Aristóteles hasta Habermas, desde los más antiguos hasta
los más modernos, no hablan de injusticia sino de desigualdades y parece
que son la misma cosa pero son muy diferentes. Cuando hablamos de
desigualdades son esas diferencias sociales fruto del azar, cuando
hablamos de injusticia se trata de diferencias sociales causadas por el
hombre, por uno mismo o heredadas. Éstas conllevan una responsabilidad
histórica, las desigualdades plantean un problema a la conciencia
moderna en el sentido de que las desigualdades son intolerables pero
nunca introducimos el concepto de responsabilidad.
El concepto de desigualdad no plantea la responsabilidad histórica pero
si plantea un problema a nuestra conciencia de seres modernos. Sin
embargo, si hablamos de injusticia el problema ya no es nuestra
sensibilidad moral que no tolera la diferencia sino que hablamos de
responsabilidades y por tanto de culpa.
¿Esa poca claridad en el uso de los dos conceptos nos ha traído consecuencias negativas a sociedades como la nuestra?
Claro porque si tuviéramos en cuenta el concepto de injusticia y no solo
el desigualdad a la hora de hacer política incorporaríamos la idea de
deuda y de duelo respecto al costo del sufrimiento sobre el que se ha
construido después. Como eso no existe pasamos página rápidamente y no
nos queremos preguntar de dónde vienen las diferencias sociales y lo que
hacemos es seguir con una lógica histórica que se construye sobre el
debate equivocado. Porque como no damos importancia a las desigualdades,
como entendemos que es una cosa natural no hay por qué preguntarse cómo
se construyen las desigualdades, únicamente sobre cómo avanzamos,
progresamos e incluso como acabamos con las desigualdades. Por lo que
tiene enorme importancia a la hora de hacer política.
Debemos ser plenamente conscientes entonces del concepto de injusticia
Naturalmente. Debemos entender que las desigualdades sociales están
construidas sobre mucho sufrimiento, sobre muchas víctimas. Durante
siglos esas víctimas han sido invisibles, no las dábamos importancia.
Ahora se han hecho visibles, ahora son significativas y no están
dispuestas a ser el precio del coste social de la historia.
De estos conceptos se habla en los movimientos sociales que vive
en la actualidad nuestro país, ¿cree que movimientos como el 15M son un
motor al despertar de esa consciencia?
Yo les doy mucha importancia, considero que son síntomas que hay que
tomarse muy en serio. He visitado varias veces los campamentos, me he
detenido en unos sitios y en otros, me llamaba la atención que muchos
temas que tratan los tenían planteados los partidos políticos como
vivienda, corrupción o trabajo. Cualquier programa político habla de
vivienda, habla de creación de empleo, habla de esas palabras a las que
ellos se referían. Pero, esas palabras en los discursos de los partidos
políticos no tienen ninguna credibilidad. Hablan de corrupción todos,
el PP el PSOE, pero a la hora de hacer listas les da igual, hablamos de
paro pero llegada la crisis lo importante era salvar a los grandes
bancos, hablamos de vivienda y nos encontramos con medio millón de
viviendas vacías.
Sin embargo, en esos jóvenes estas palabras sí tenían credibilidad. Creo
que este fenómeno ha recuperado las palabras fundamentales y lo que
queda por hacer es construir un discurso político sobre estos conceptos
rotos. Y esa es la tarea de una sociedad, sobre todo de izquierdas. No
se puede pedir, como a veces se oye, que nos digan qué harían, qué
alternativas tienen porque no es su tarea. Su tarea ha sido denunciar la
falta de credibilidad de la política y han ofrecido piedras nuevas
sobre las que construir un discurso que tenemos que hacer entre todos.
La Fundación Cives trabaja por la construcción de esta
ciudadanía activa en Europa, fuera de España ¿qué diagnóstico hace de la
ciudadanía actual?
La generación de una ciudadanía europea me parece fundamental, nos
encontramos ante problemas de gran envergadura y una crisis de la
socialdemocracia. Jorge Semprún en su último discurso decía que había
que volver a las raíces de Europa y esas raíces estaban en los campos,
campos de deportación como el de Buchenwald, primero dominado por los
nazis y luego por el estalinismo. Y decía ahí están las raíces de
Europa. La experiencia de la barbarie que ha hecho Europa es lo que ha
inspirado la modesta Unión Europea pero si queremos profundizar en ella
debemos volver a esos lugares en los que se ha pagado tan alto precio
por los nacionalismos y los totalitarismos, es decir por políticas
egoístas.
Fundación CIVES
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