El geógrafo marxista inglés, David Harvey, dictó una conferencia titulada “Crisis Actual del capitalismo: ¿hacia una ruptura de la división territorial del trabajo?” en el aula 108 de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires el pasado 4 de octubre, a salón abarrotado y donde en una de sus paredes se ilustran fotográficamente los rostros inolvidables de detenidos desaparecidos durante la dictadura militar que estudiaban allí en los años del espanto.
A
sus 76 años habla sin apoyarse en apunte alguno y con ímpetu
adolescente. El autor de ‘Limits to Capital’ (1982) enfrenta con
simpleza y al hueso a un público mayoritariamente joven y arranca desde
su particular perspectiva analítica y temática sobre las razones y
movimiento de la crisis económica mundial.
“Las
tendencias a las crisis también circulan geográficamente. Nunca ha
existido una crisis capitalista que no comenzara en algún lugar y que de
allí se expandiera a otros. En este caso, el origen de la crisis estaba
ubicada en los mercados de vivienda, principalmente en algunas partes
de EE.UU., como California, Arizona, Florida, Georgia. Existen otros
sitios donde la crisis se ha manifestado, como España, Irlanda,
Portugal. Esa ubicación social y sectorial de la crisis indicaba que
contenía una dimensión urbana. Aquí debería pensarse en las relaciones
entre la urbanización, la formación de la crisis y la resolución de la
crisis. Sin embargo, no hay bibliografía sobre esta cuestión ni desde la
perspectiva marxista ni desde la convencional”, dice en un inglés
rápido y coloquial, y añade que “Por ejemplo, el Informe de Desarrollo
2009 del Banco Mundial se concentró en asuntos de urbanización,
realizando todo tipo de recomendaciones respecto de cómo la financiación
de las viviendas debería organizarse, y cuán importante era securitizar
las hipotecas y transferirlas a todos los lugares del mundo. Publicaron
esto sin decir absolutamente nada sobre la crisis que acababa de
desatarse. Por ello escribí un breve libro sobre la historia de la
organización y su conexión con la historia de la gestación de la misma
crisis. Durante la investigación me encontré con una solución muy
interesante del Banco de la Reserva Federal de San Francisco que
señalaba que los norteamericanos salen de las depresiones y recesiones
típicamente construyendo viviendas y llenándolas de cosas. El documento
del BM expresa que la urbanización no es una fuente de la crisis, sino
que, por el contrario, en Estados Unidos la urbanización se vio siempre
como una solución a la crisis. Pero ocurre que al permitir salir de las
crisis, la urbanización también las produce.”
Una explicación a la mano
Quien
refrenda con su actividad intelectual el compromiso con el
ambientalismo militante y radical, procura con un ejercicio sencillo dar
cuenta de las aristas más complejas del desarrollo capitalista y sus
puntos de quiebre. Así Harvey afirma que “Los capitalistas comienzan el
día con cierta cantidad de dinero. Van al mercado, compran medios de
producción, materias primas, máquinas y fuerza de trabajo. Combinan
trabajo, medios de producción y tecnología que crean un producto que
luego se lleva al mercado, se vende al precio original más el valor
excedente o ganancia. Ese proceso tiene muchas barreras potenciales. Y
las crisis están ligadas a una de estas barreras. Por ejemplo, cuando
los capitalistas van al mercado y quieren comprar medios de producción
se encuentran con que no hay energía o existen problemas con el
suministro de materias primas, etc. Entonces surge una crisis. ¿Y qué
pasa cuando no hallan suficiente mano de obra o el trabajo está bien
organizada y no quiere trabajar salvo ciertas condiciones? Ocurre otra
crisis. Yo creo que la crisis de fines de 1960 e inicios de 1970 es de
trabajo. La mano de obra organizada era demasiado poderosa, y los
capitalistas decidieron no invertir, castigando el trabajo como Pinochet
en Chile, Reagan, Thatcher. Asimismo, existe una crisis cuando las
materias primas quieren venderse, pero no encuentran un mercado. Esto es
parte de la larga historia de las crisis del capitalismo. Y cada crisis
que acontece tiene una combinación especial de los elementos señalados.
En el caso del punto de crisis en el trabajo ocurre un problema de
demanda. ¿Cómo la gente tendrá suficiente dinero para comprar el
producto si los salarios están deprimidos?”
David
Harvey fundó el concepto de ‘acumulación por desposesión’
(enriquecimiento capitalista a través de la explotación y privatización
de todos los recursos naturales, servicios básicos y derechos sociales).
Y prosigue su exposición sobre el proceso de reproducción del capital
condensado simbólicamente en un día, expresando que “La cuestión es que
tiene que haber más de lo que había al comienzo del día. Es decir, el
capitalismo es crecimiento; debe incrementarse para sobrevivir. Si no
aumenta, hay crisis. ¿Qué pasa hoy? Se observa que parte del mundo no
está creciendo, como Europa, Japón, Estados Unidos. En buenas cuentas,
el sistema capitalista está comprometido con el crecimiento desde
alrededor de 1750. La tasa promedio de crecimiento por año, según
cualquier medición, es de 2,25% anual. En la coyuntura, uno ve una
suerte de fetiche asociado a un crecimiento de un 3% al año. Es decir,
ese porcentaje resultaría el mínimo de crecimiento aceptable. Pero pasa
que hace unos 150 años aproximadamente, se observa que ese crecimiento
es compuesto. Esto es que para crecer en 1970 hacía falta 0,4 trillones
de dólares de nueva inversión. Ahora demandaría 1,5 trillones de dólares
de nueva inversión capaz de generar utilidades. En 20 años más se
precisarán 3 trillones de dólares. Y en la medida que pasa el tiempo,
las oportunidades se vuelven más difíciles de encontrar. Entonces se
puede advertir un enorme estrés en la lógica del ‘síndrome de
crecimiento’. Se está en presencia de un enorme reto para continuar el
crecimiento, y en los últimos 30 años ha habido una corriente de
dificultades para localizar nuevas oportunidades de crecimiento, incluso
con la apertura de China y Rusia. ¿Qué queda entonces para mantener los
mismo niveles de crecimiento?”
El
autor de ‘The Condition of Postmodernity’ (1989), se contesta que “Ese
3% de crecimiento requiere que los capitalistas respondan qué harán con
la utilidad al final del día. Atrapados en la competencia, si los
capitalistas no crecen pierden el negocio. Y las presiones competitivas
no se dan entre capitalistas individuales, sino también entre naciones.
En la actualidad, todos los países quieren ser más competitivos que los
demás, pero eso no es posible. En esta dinámica, hay ganadores y
perdedores.”
La deuda
“Al
final del día, ¿de dónde proviene la mayor demanda, aquella que no
estaba allí al comienzo?”, se pregunta David Harvey y casi sin respiro
indica que “Hasta finales del siglo XIX la respuesta estaba en el
imperialismo colonialista. Pero ya no existen residuos no capitalistas
ni feudalismo en el mundo. Entonces, supongamos que vivimos en una
sociedad donde sólo hay capitalistas y trabajadores, dos clases. Al
final del día, los trabajadores o los capitalistas tienen que crear esa
demanda extra. Pero en concreto, no pueden ser los trabajadores porque
están sufriendo la depresión, por tanto los capitalistas tienen que
aportar su propia demanda. En consecuencia, los capitalistas están
obligados a originar ese superávit. Entonces, la demanda al final del
día es aportada por la demanda que va a ocurrir mañana. Y la expansión
de mañana es la que barre con el superávit de ayer. El único problema es
que hay una brecha de tiempo. ¿De qué manera se cubre esa brecha de
tiempo? A través del sistema crediticio. El capitalista no compra la
materia prima, sino que establece un pagaré que significa un compromiso
de pago. La historia del capital es igual a la historia de la
acumulación de deuda. De lo contrario no hay capitalismo posible. Por
eso, más allá de la propaganda, los capitalistas nunca van a terminar
con la deuda porque es un argumento político central del sistema. Y no
tiene que ver con la economía. ¿A dónde va ese superávit? Se pueden
producir nuevas cosas, ¿pero qué ocurre cuando el mercado se satura?”
Para
ilustrar de mejor modo su posición, Harvey manifiesta que “Cuando se
mira la historia de 1920 y su recesión en EE.UU., se registra una
repentina explosión de la industria de la construcción de casas y
ciudades, lo que provoca una onda poderosa de urbanización. Allí está la
primera ola de la producción automovilística y el inicio del rediseño
de las ciudades norteamericanas, absorbiendo mucho capital. Pero se
construye ahora y el índice de retorno se resuelve en alrededor de 15
años después. En 5 años, los precios de las casas en Florida aumentaron 8
mil por ciento. Se inventaron los ascensores y los rascacielos. Pero
luego de unos 7 años se advirtió la existencia de una sobre inversión y
se produjo un crash. Y lo que ahora se ha descubierto es que 18 meses
antes de la caída de Wall Street en 1999, el mercado de propiedades en
Norteamérica había caído justo dos años antes de la debacle del mercado
de acciones. Ello se traduce en un gran desempleo en la industria de la
construcción (en 1930, la mitad de la fuerza de trabajo empleada en la
construcción se despeñó un 50%). Por eso, en la época, el Presidente
Roosevelt intentó establecer un sistema de inversión pública en torno a
la infraestructura, edificación de carreteras, diques, represas; y
asimismo, se empeñó en reformar las finanzas de las viviendas. Antes de
1930 era muy difícil conseguir crédito para viviendas. Sin embargo,
pronto apareció un conjunto de instituciones financieras que permitía la
obtención de créditos hipotecarios por 30 años. Por este medio se trató
de salir de la crisis, pero no dio resultado porque los trabajadores no
tenían empleo. Al final de la Segunda Guerra Mundial, EE.U.U. se
enfrentó a un problema de proporciones. ¿Volverían las condiciones de
1930? Mucha gente que regresó de la guerra y había luchado, sabía
perfectamente usar armas. Y existía un temor real en Norteamérica
vinculado a la incertidumbre de que los soldados vueltos de la guerra no
encontraran empleo y, a diferencia de 1930, el descontento social
adoptara formas más violentas. La solución que ofreció el capitalismo
fue la suburbanización. Ella fue una medida de pacificación social, una
solución política. Sobre esa iniciativa se fundó el ‘sueño americano’ y
todas las manifestaciones culturales e ideológicas que de medidas
materiales surgieron. Pero a fines de 1970 ocurrió una fuerte caída de
los mercados de la vivienda. La solución de 1945 ya en la década de los
70’ era un problema. Por eso se decidió repoblar el centro de las
ciudades que habían sido abandonadas y revolucionar el mercado de
consumo mediante mercancías de corta duración.”
El
creador en 1996 de ‘The New Imperialism’ termina su alocución con
pedagógica ironía cuando dice que “En la década de los 80 hubo una
crisis en los mercados de propiedades donde quebraron más de mil
instituciones financieras. Se denominó ‘la crisis de ahorros y
préstamos’, que redundó en la bolsa en los 90’. Entonces comenzó un
proceso de financiación de hipotecas dirigido a personas que no podían
pagarlas. ¿Si la tasa de retorno en la producción es de un 3% y en la
especulación financiera es de un 40 a 50%, dónde se invierte el
excedente capitalista?”
Octubre 5 de 2011
http://alainet.org/active/49914
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